domingo, 12 de abril de 2009

El viajero del Infierno

Mientras estudio a detalle esta superficie, busco entender las razones de este camino. Como un Virgilio perdido en la "Divina Comedia" y al mismo tiempo que recorro los diferentes niveles que me pueden conducir al cielo, soy abandonado por la intuición de la naturaleza propia de este escenario.

Sorprendemente te encuentro, en un enfrentamiento entre la lucha del lienzo que se transforma en la piel, y mis manos que ahogan en una explosión devastadora el encuentro irremediable de colores cálidos. Las tintas se confunden con los labios carnosos y húmedos de la pasión desenfrenada, no es el entorno lleno de "entes" que deambulan en un ruido que ensordece este espacio que rodea, es la fusión que genera la catarsis irremediable de dos cuerpos que ansían estar presentes, o el deseo de ser protagonistas de si mismos. Es el anhelo de la libertad deseada, sin que los límites de las condiciones lo destruyan, condiciones ligadas a quemarse en el infierno en donde las almas no saben de conductas, son castigadas quizá por irreverentes, por rebeldes de su propia condición como humanos. Su peor pecado es haberse dejado llevar a reconocerse como entes hechos carne, hechos lienzo,hechos tela, ese es nuestro error, descubrirnos como tal y abolirse en el deseo de ser. Nosotros no entendemos en ese momento, nuestra piel es una superficie disponible a recibir toda clase de estímulos, lo mismo sucede con la pintura al transformarse en la dermis del espíritu humano. Mientras el debate se acrecenta, nosotros avanzamos en la irremediable mezcla de materiales pictóricos, de eso están hechos los sentidos, nuestros sentidos, no importan las condiciones, estos revotan igual que los colores en un espacio indistinto, estos viajan, se hacen caprichosos, se tornan sucios, absurdos o incongruentes, así son nuestros sentidos, las manos recorren a diestra y siniestra la piel del otro se comparten cualidades, en la pintura es igual se intercambian beneficios de cualidad, la cualidad de la pasión es la sensibilidad que los sentidos desahogan en la necesidad de poseerse. Una obra de arte se pertenece así misma es del artista pero no es de él, es de todos. A quien pertenecemos? a los que deciden tomarse de la mano y aventurarse al infierno?, hace calor, pero quemarse no es el problema, es la tentación que de ella emana para caer a las tentaciones del deseo, la pintura es el deseo, se llena de querer, de ambicionar, cuando decimos "te quiero" realmente ambicionamos poseer al otro, el color es la posesión que tiene la luz en los ojos, sin los ojos no tiene sentido el color, tus ojos están llenos de color, los ojos de los amantes se llenan de color, se aman los colores, se poseen por la luz, se pinta por amor, por hacer tuyo el color,...hoy difícilmente me escaparé del infierno, busco el color en los ojos, en la luz, en el infierno mismo del castigo al pecado. ¿Es pecado amar el arte?, amar el color, ¿amarte como en el arte?...

1 comentario:

mente inegmatica dijo...

podria decirse que me siento en otro plano dimensional, con el sobrado artista que mis ojos acaban de advertir.